Dualidad y conciencia en el arte contemporáneo

Comprender El Umbral del Verbo

I. El umbral del verbo

Comprender no es sinónimo de saber. Comprender es encarnar. El saber explica; el comprender transfigura. El primero multiplica datos; el segundo une lo disperso...

II. Filosofía: Comprender como acto del Ser

En Heidegger, comprender no es una opción: es la estructura misma del ser consciente (Dasein). En Spinoza, comprender es tocar la eternidad en lo finito...

III. Esoterismo: Comprender como llave vibratoria

En el Corpus Hermeticum, Hermes Trismegisto afirma que comprender es ver sin ojos, oír sin oídos, tocar sin manos...

IV. Alquimia interna: transmutación por comprensión

Comprender es el paso de la nigredo a la albedo. De la confusión a la claridad interior...

V. El gesto universal

Comprender no es conquistar la verdad, es rendirse a ella. Es un verbo que no pide respuesta, sino presencia... Dualidad y conciencia en el arte contemporáneo

Comprender es beber la verdad sin que la mente la corrompa.
No es interpretar, ni memorizar, ni sostener una idea brillante en la frente: es permitir que algo caiga dentro, rompa un muro antiguo y reorganice silenciosamente el corazón.


Comprender es arder sin consumirse.
Es mirar la herida sin temblar.
Es recordar lo que siempre fuiste antes de aprender a olvidarte.


El pensamiento explica, pero no libera.
La teoría ordena, pero no transforma.
La palabra nombra, pero no revela.
Comprender es entrar al fuego sin máscara, escuchar la sombra sin juicio y abrazar la verdad sin exigirle forma.


Lo que la mente entiende, permanece en la superficie.
Lo que el alma comprende, se encarna.


El ego busca respuestas; la conciencia busca raíz.
El ego colecciona certezas; la conciencia reconoce lo que es.
La comprensión no es conquista: es rendición luminosa.
Solo se comprende lo que se integra.


Creímos que comprender era “ganar claridad”.
Pero comprender es volver a casa.


Implica soltar la ilusión de control, atravesar la grieta, mirar el espejo roto y no huir de lo que devuelve.


Cuando comprendes, ya no argumentas: ves.
Ya no repites: recuerdas. Ya no te defiendes: integras.


Comprender no se aprende: sucede.
No se arranca: se revela.
No se fuerza: se permite.


Y una vez que ocurre, nada vuelve al lugar anterior.
Porque comprender es despertar al instante donde la herida deja de mandar y el amor toma el timón.


Entonces lo ves todo con otros ojos — no porque el mundo haya cambiado, sino porque por fin dejaste de mirarlo dormido.


Comprender no es saber.
No es una opinión bien dicha.
No es tener la razón.

Comprender es encarnar.
Es ver sin ojos, tocar sin manos, oír lo que no se dice.
Es rendirse a lo invisible, no para someterse, sino para integrarse.

Comprender no cambia las cosas.
Cambia quién las habita.

El que comprende ya no busca.

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