El sendero no se pierde

Introducción teórica, Historia, Filosofía, Arte y Religión

El sendero en la historia

Desde los primeros pueblos, el camino fue más que un trayecto físico: era metáfora de vida y destino.
En el Antiguo Egipto, el difunto debía recorrer un sendero hasta llegar al juicio de Osiris.
En Grecia, la figura del hodos (camino) simbolizaba tanto el viaje material como el itinerario espiritual.
En las culturas indígenas de América, los caminos eran venas sagradas de la Tierra, que conectaban comunidades y espíritus.
El sendero olvidado o borrado siempre reaparece en los relatos humanos: es la memoria que se resiste al olvido, es la insistencia de la vida por seguir fluyendo.


El sendero en la filosofía

Para Heráclito, la vida es un río en perpetuo cambio: el sendero nunca es el mismo, aunque los pies sean los mismos.
Platón entendía el camino como ascenso del alma hacia la verdad: del mundo sensible al mundo inteligible.
En el taoísmo, el Tao es literalmente “el camino”: la vía natural por la que todas las cosas fluyen, más allá del control humano.
Nietzsche hablaría del camino como destino personal: la vida auténtica no sigue la ruta marcada, sino la que se abre con la voluntad de poder

El sendero en el Arte

En el Romanticismo, el sendero aparece como figura de lo sublime: un camino hacia lo desconocido y lo infinito.
En la pintura de paisajes, los caminos serpenteantes simbolizan el viaje interior.
En la literatura, desde Dante hasta Machado, el sendero es elección y destino: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.”
En el arte contemporáneo, sendero puede ser instalación o performance: trayecto que transforma al espectador en caminante.

El sendero en la Religión

En el cristianismo, Cristo dice: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6), convirtiendo la metáfora en promesa de redención.
En el budismo, la enseñanza se llama precisamente Noble Sendero Óctuple, un itinerario de liberación.
En el islam, la sharia es literalmente “el camino hacia el agua”, símbolo de vida y salvación.


El sendero no se pierde

El sendero no se pierde. Hay caminos que el mundo intenta borrar. Los tapan con asfalto, los cubren con maleza, los olvidan los mapas, pero no el alma. Ayer, uno de esos caminos casi desaparece. Decían que estaba perdido, cubierto, enmarañado. Pero no lo estaba. Solo esperaba a ser recordado. Llevaba conmigo cuatro fiques de fibra y memoria, de mi fique guardián, esa carga que quizás pronto no pueda seguir llevando. Y aun así, no dejé que me cambiaran la ruta. Porque hay trayectos que uno no decide, lo deciden las raíces. A veces pienso… ¿será que me volví viejo y terco? ¿Será que me aferro a caminos que otros ya dieron por perdidos? Tal vez. Pero también sé que no todo lo nuevo ilumina, y no todo lo antiguo estorba. Caminamos bajo el calor, entre la humedad del cambio. Mangos silvestres en la boca, agüita cantando desde lejos, y una serpiente atravesando el camino como quien custodia un umbral. Dos serpientes: una, enorme y oscura, otra, clara y en descenso. Dualidad. Naturaleza. Señales. Y en el centro del recorrido, un coro que brota del cuerpo: "Me sacaron el cuatro letras." Y reímos. Porque el cambio duele, pero también aligera. Porque lo que se pierde no es el camino, es la voluntad de seguirlo. Y mientras haya pasos que insistan, senderos que ardan en la piel, y agua que cante, el camino sigue vivo.
Cascada en el sendero natural como símbolo del camino espiritual que fluye y no se pierde
El sendero no se pierde. Fluye, insiste y encuentra su forma.

El Sendero - Video reflexivo

Una meditación sobre el camino interior que nunca se pierde, solo se transforma

🎧 Activa el sonido para escuchar la canción:

Sendero entre los Estoraques como camino ancestral, memoria del territorio y metáfora del viaje interior
No todo sendero está en los mapas. Algunos viven en la memoria.

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